Englishman in Youth Work
¡¿VAS A IR SOL@?!
Esa
pregunta sale casi instantánea cuando le dices a tu familia y amigos que te ha seleccionado
El GDR
para realizar un Erasmus+. Ya habíamos ido anteriormente a intercambios, no
éramos novatas, pero el sabor de la emoción y el miedo nunca se disipa siempre
surge alguna duda momentánea “¿quién será mi compañer@?” “¿Llegaré al destino
sin perderme?” “¿merecerá la pena?”. Esa ilusión y miedo es algo que debes
equilibrar, o decidir qué pesará más. Nosotras decidimos que pesaría más
nuestra ilusión, las ganas por aprender y por descubrir, desde echar la
inscripción a este viaje, hasta subirnos en un avión con una desconocida, en el
que las dos coincidimos que esa desconocida sería posteriormente una compañera
de viaje y de anécdotas, una amiga, un pilar.
Nuestra
experiencia comenzó antes del viaje; búsqueda de vuelos, audios interminables de
cómo podíamos organizarnos respecto comida, qué llevar y qué necesitábamos;
hasta comparando quién estaba más nerviosa de las dos. Pero como hemos dicho, la emoción fue mayor, mucho mayor, y allí
estábamos, embarcándonos a nuestra propia aventura, tanto individual como de
grupo que formamos.
Nuestro
destino, Cracovia, llegamos un día antes del día de quedada, y nada más llegar
descubrimos que tanto frío como creíamos que hacía, nos sobraban una media de 2
kg de ropa. La calle donde se encontraba nuestro hotel o no sabían dónde estaba
o modificaban el nombre de la misma mínimo ocho veces. Pero finalmente
conseguimos llegar. Y a pesar de ser un tercero sin ascensor hicimos un buen
equipo de subir por turnos nuestros pedazos de maletones de “pa’ por si”.
El
día del encuentro, fue tímido al inicio, teníamos un punto de quedada y hora, y
poco a poco iban sumándose los participantes de los diferentes países del proyecto.
Pero rápidamente pasó de un “¿qué tal el viaje?” A qué expectativas teníamos
del viaje, hablar de nuestros países y finalmente a hablar de nosotros mismos.
Pronto descubrimos que a pesar de los países y culturas diferentes, teníamos
más en común de lo que creíamos.
El
proyecto, llamado “Englishman in Youth Work”, tenía como intención enseñarnos
no solo a cómo crear un proyecto como los que realizábamos en nuestros
intercambios, sino a saber desenvolvernos y a perder el miedo y la timidez.
-Nos impartieron clases de
inglés y expresiones junto con actividades dinámicas para ponerlo en práctica para
unirnos más como grupo mediante risas.
-Clases de edición de vídeo para
desarrollar nuestra faceta más creativa.
-Y cómo no, no faltaron las
actividades sobre nuestros países y culturas al igual de cómo desarrollar
nuestra identidad como grupo, porque ante todo querían fomentar que nosotros
éramos nuestra propia entidad, una pequeña familia. Que podemos asegurar, no
fue preciso forzarlo.
Fueron
transcurriendo los días, y esos desconocidos/as, al igual que ocurrió entre
nosotras, ya no eran ellos, sino nosotros. Consiguieron lo que pretendían,
aunque el tiempo fue breve (siempre se hace breve) crecimos personal y
profesionalmente, formamos nuestro grupo, nuestra pequeña familia. Pero como
toda buena experiencia, al igual que un inicio tiene final. Siempre las
despedidas se hacen amargas, pero también se llenan de promesas, promesas de un
nuevo encuentro, de no perder el contacto y por supuesto de tener reservado
pequeño huequito en tu corazón para este grupo.
Así que a la pregunta, “¿vas tú sol@?”
aunque tengas ese cosquilleo en el estómago responde siempre: No, sol@ nunca.
Hola :) Para empezar esta semana queremos compartir con vosotr@s los momentos inolvidables del intercambio en Polonia Englishman in Youth Work y la historia interesante y aventurera de nuestras participantes. Esperamos que os inspire mucho!:)
Give it up for the Mandarina familyyyy!!!!
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